lunes, 6 de octubre de 2008

MANIFIESTO DE LAS ORGANIZACIONES SOCIALES DE RIOHACHA Y LA GUAJIRA CON RESPECTO AL DIA DE LA RESISTENCIA DE LAS POBLACIONES INDÍGENAS DE LATINOAMÉRICA

“RUTA DEL SOMBRERO WAYUU Y LA PALABRA”

La realidad de las comunidades wayuu, wiwa, kogui, arhuaco, afrodescendientes y demás sectores vulnerables que habitamos en el departamento de la Guajira, somos quienes hemos vivido en carne propia los rigores de exclusión, vulneración e irrespeto a los Derechos que han sido conquistados por las organizaciones sociales a través de un proceso largo de recuperación de la memoria histórica solo con el firme propósito de cimentar las bases a la construcción de una nueva sociedad que entienda la importancia de colocar nuestra iniciativa en el reconocimiento a la diversidad étnica y cultural de la nación.
Hoy día, Avanzamos hacia un consenso representativo de todos los pueblos indígenas y demás sectores sociales vulnerables alrededor de los derechos y deberes fundamentales, que como pueblos originarios, aportamos a la construcción del país desde la total restitución de nuestra autodeterminación y alcanzar la unidad en la diversidad. Nuestros territorios siguen en la mira de las grandes transnacionales, que tratan de arrebatarnos nuestra dignidad y cercenarnos culturalmente de manera lenta y gradual por intermedio de las políticas que desde el orden central se han venido tejiendo para seguir consolidando el capital extranjero con la única salida de ver despejado nuestros territorios, de “indios que se oponen al desarrollo social y económico de la nación Colombiana”.

En este contexto exponemos los objetivos específicos de nuestra convocatoria; alzamos la voz en contra del proceso neoliberal del TLC; contra el proceso de privatización de los territorios de reserva natural dentro de resguardos indígenas; no a la instalación de la base militar norteamericana en la Guajira; la expulsión de las bandas paramilitares de las rutas de la alta Guajira; la derogación del decreto 3038 que lesiona nuestras actividades comerciales; respeto a los sitios sagrados; dar cumplimiento y garantía a los compromisos pactados a través de la ley sama (salinas de manaure); no a la Privatización de la Educación Pública; No a la comercialización de la salud; no a las políticas estatales para la apertura de espacios de energías alternativas (Eólica y solar) y fósiles, consorcios hoteleros y turísticos en la alta Guajira; estas realidades adversas afectan nuestro modo de vida y constituyen constantes violaciones a los derechos humanos, y generan todo tipo de violencia contra la población civil que involucran a los territorios ocupados ancestral y tradicionalmente por indígenas, campesinos, afrodescendientes y demás sectores vulnerables.

Son muchas las realidades que en los actuales momentos deben ser tratados en el marco de un análisis y reflexión desde la cotidianidad, para que desde esa realidad asumamos una postura de defensa de los recursos naturales, a las relaciones fronterizas que definen los aspectos económicos y culturales, a una educación intercultural y bilingüe para que sea asumida desde las organizaciones a través de sus respectivas autoridades tradicionales, porque desde allí se debe iniciar un proceso de liberación de actores ajenos en nuestros territorios, ya que todo este conjunto de inequidades administrativas y jurídicas hacen daño desde nuestras perspectivas en mantener vigente nuestra vida y cultura y además obstaculiza en la continuidad en seguir trabajando de manera incansable para el logro de un país que permita el andamiaje de viabilizar nuestra diferencia en medio de esa diversidad.

La contrarreforma constitucional que se ha iniciado desde hace varios años, va contra la dignidad de los pueblos indígenas, afros, campesinos y demás Colombianos; en ella se deslegitima el papel que contra la violencia ha venido desarrollando la corte suprema de justicia, y las medidas legislativas que en vez de reconocer el daño a las víctimas de la escalada paramilitar se premia a sus principales actores presentando un proyecto de ley (975 del 2005) que va contra la dignidad de las personas que han sido Víctimas del Conflicto Interno.

Nuestra realidad centenaria e histórica
Los wayuu nos hemos visto asediados incansablemente por diferentes formas de penetración cultural: y a ello hemos sobrevivido. El desierto, los vientos, la arena, las tunas, el cardón, el sol, la luna, la lluvia y los trupillos han sido los aliados incansables en esta labor de sostenimiento centenario de nuestra identidad cultural; nuestra memoria y el saber regado por la palabra que ha sobrevivido hasta ahora, han sido la columna vertebral de nuestro sistema de pervivencia en medio de los cambios y modelos que han desfilado en frente a nuestros ojos.
Queremos manifestarles a la sociedad guajira, a los colombianos y a la comunidad internacional que los pueblos indígenas nos hemos mantenido en medio de una situación adversa que pude conducir a nuestra desaparición cultural.
Queremos manifestar que nuestro diario vivir constituye una lucha permanente de mantener una memoria que debe indicar el rumbo adecuado para que podamos mantener un legado cultural, social y territorial que ha sido construido por la palabra, los sueños y el permanente contacto con nuestro entorno.

Desde comienzos de la explotación carbonífera del cerrejón los wayuu hemos visto como nuestra economía, cementerios y nuestro territorio se dividió para darle paso a un modelo que podría “significar un desarrollo propio” pero, que la realidad es otra. Contaminación, saqueo de nuestros recursos naturales que han significado la muerte de muchos wayuu y la desaparición sistemática de nuestra principal economía tradicional; es por ello que se requiere de un proceso de restauración por las afectaciones a los ecosistemas y a los territorios que han ocupado los wayuu centenariamente.
Los pueblos indígenas después de más de 514 años de expropiación de nuestros territorios, del cercenamiento a nuestra lengua y cultura mantenemos la mente lúcida para replicar una realidad dura que se han traducido en situaciones complejas pero, seguimos estando aquí haciendo ejercicios para que se mantengan la voz y la sabiduría.
Así mismo desde adentro de nuestro pensamiento convocamos a las diferentes organizaciones sociales a sumarse a la RUTA DEL SOMBRERO Y LA PALABRA para que juntos construyamos un escenario que permita continuar existiendo como pueblos indígenas, donde nuestro aporte siga siendo elemento esencial de pervivencia durante lo infinito del tiempo.
Es importante que se escuche nuestra voz desde el planteamiento de las siguientes propuestas que fortalecerán la convivencia pacífica entre todos;
1. Que las empresas multinacionales asentadas en el departamento restituyan y restauren por las afectaciones al ecosistema

2. Aplicabilidad del convenio 169 de la OIT

3. Adoptar la declaración universal de las naciones unidas sobre los pueblos indígenas
4. Elevar a patrimonio histórico cultural de la nación wayuu y Colombia al cabo de la vela (jepirra)

5. Elaboración y aprobación de la cedula étnica binacional Colombia-Venezuela

6. Que la educación impartida en los territorios indígenas sea administrada por las autoridades tradicionales y organizaciones propias.

7. Manejo y administración de los recursos de transferencia por parte de las autoridades tradicionales.

8. Que se desarrolle un proceso de ampliación, saneamiento y constitución de resguardos indígenas.

9. Desarrollar procesos de autonomía e identidad frente a ejecución de megaproyectos.

10. Que el estado retome el manejo en la prestación de los servicios públicos
11. Garantizar el acceso de atención en salud a toda población con la simple presentación del documento de identidad y respeto a la concepción de la salud-enfermedad de los pueblos indígenas, por medio de la aplicación de la medicina tradicional.Ampliar la cobertura educativa tanto en recurso humano como en infraestructura educativa y promover la calidad educativa

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