la comunidad wayuu hubicada en la parte norte de colombia, la guajira se encuentra nuestra comunidad de bahia portete, es una zona desertica donde el agua es lo mas precisado que podemos tener y lo conservamos en jagueyes donde tomamos nosotros los humanos y los animales, invitamos a todos aquellos a cuidar los rios a defenderlos, en las ciudades darle un huso adecuado al agua, sin desperdiciar ese liquido es la vida de nosotros los seres humanos.
Con un liderazgo apto, y determinacion firme para defender los derechos humanos,el respeto de la dignidad humana,la equidad, trabajar por las mujeres que han sido el blanco y han sufrido, por las victimas de las comunidades indigenas de la sociedad civil en marco del conflicto armado, la autodeterminación de los pueblos y el desarrollo social, comprometiéndonos a luchar por la unidad nacional y la solidaridad con tod@s, junto a los hermanos no indígenas solidarios a nuestra causa.
jueves, 22 de marzo de 2012
DIA MUNDIAL DEL AGUA 2012
El agua el liquido mas preciado para la humnaidad, poreso debemos cuidarla, protegerla de todo aquello que quiera destruir la naturaleza como son las multinacionales con su contaminacion que afecta a todos logrando un daño inmenso a las comunidades, al medio ambiente a la madre tierra sin pensar en las consecuencia defastadoras, si no defendemos nuestros rios, pozos, jagueyes. QUIEN LO VA SER
jueves, 8 de marzo de 2012
La organizacion wayuumunsurat- mujeres tejiendo paz
Conmemora a la MUJER por su lucha, por su participacion en pie de igualdad en su desarrollo integro como persona, quienes hemos infrentado desafios y retos que han logrado desarrollar cambios, los cuales son la esencia de la vida, de la naturaleza, del amor, la esperanza, la paz de muchas mujeres del pueblo wayuu y Mujeres del mundo. un abrazo solidario para todas las mujeres miembros de la organizacion, para nuestras compañeras de alianzas y trabajo las Mujeres WIWINAS, RED DE MUJERES DEL CARIBE, MUJERES DE SANTA RITA DE LA SIERRA, MUJERES BINACIONALES, AREA DE MUJERES DE PAINWASHI y para todas mujers de la humanidad.
En marco del dia internacional de la Mujer, MUTEPAZ les damos a conocer una investigacion de otro tipo de sufrimiento que han vivido las mujeres wayuu en marco del conflicto armado,
Las mujeres wayuu,
víctimas de violencia sexual a raíz
del conflicto armado.
Los wayuu son vulnerables en el
contexto del conflicto armado, en especial sus mujeres debido a que ocupan
territorios estratégicos para las partes en conflicto, las redes de
narcotráfico y empresas extranjeras (multinacional), el pueblo wayuu se encuentra en peligro de extinción física o
cultural a causa del conflicto armado y el desplazamiento que ha vivido durante
los últimos 10 años. Auto 004 de 2009, corte
constitucional.
El conflicto armado somete a las
mujeres wayuu a prostitución forzada, violencia sexual y enamoramiento de
mujeres y jóvenes como táctica bélica y ofensiva, principalmente por parte de
los actores armados ilegales.
VIOLENCIA
SEXUAL SISTEMÁTICA
En algunas comunidades se han
documentado casos en los cuales se utiliza una, llamémosla de esta manera “TÁCTICA DE ASENTAMIENTO TERRITORIAL ABUSIVO”.
Esta “TÁCTICA DE ASENTAMIENTO
TERRITORIAL ABUSIVO ”, consiste en hacer presencia constante en las
comunidades indígenas determinar que necesidades presenta la familia en
cuestión, proceder a llevar regalos,
comida o haciendo agasajos a las niñas o sus madres con el único fin de
enamorarlas, cometerles acceso carnal abusivo,
para posteriormente utilizarlas como objetos sexuales
e informantes
sobre actividades propias de sostenimiento de la comunidad, rutas de acceso y movilidad,
líderes de la misma y ya obteniendo todo lo anterior abandonarlas en el mejor
de los casos solamente embarazadas o en el peor con enfermedades de transmisión sexual o muertas cuando ya no son de
utilidad para sus fines de lucro económico y poder territorial o conocen alguna
particularidad del grupo armado ilegal.
Muchísimos de los
casos de violencia sexual se encuentran en el anonimato al no ser denunciados por unas razones muy específicas el
MIEDO,
LA PENA, LA VERGÜENZA, SEÑALAMIENTO, RECHAZO, ser mujer e indígenas hace que los
efectos y la utilización de las mujeres en la guerra causen daños diferenciados
en su vida personal, familiar, de liderazgo y comunitaria.
Pese a la obligación del Estado
Colombiano, no existe una política pública con enfoque diferencial de género
para atender a la población desplazada e indígena. como tampoco una política para prevenir,
investigar y sancionar la violencia sexual en contra de las mujeres en el marco
del conflicto armado, ahora pensemos en una mujer wayuu víctima de violencia
sexual, si esta, busca atención
médica, y para ello vence motivos disuasorios como lo son la vergüenza, el
temor por su seguridad, las dudas sobre la fiabilidad de los servicios y la
posibilidad de una revictimización, esta se enfrenta a la falta de preparación
y recursos técnicos de los prestadores del servicio.
Una trabajadora de salud de un
hospital del centro del país entrevistada por la ONG Médicos Sin Fronteras aceptó que no manejaban ni antirretrovirales
ni un portafolio o protocolo de atención a víctimas de violencia sexual, así
como no contaban con un psicólogo como terapeuta o con orientaciones
específicas sobre las particularidades de la agresión, ahora traslademos esto
hasta nuestro municipio la guajira donde las condiciones de salud para los
indígenas son paupérrimas hasta para la afección más mínima.
GRAFITIS
DE TORTURAS SEXUALES OTRA FORMA DE
VIOLENCIA.
Para el pueblo wayuu y muchas familias
es muy difícil abordar un tema tan fuerte pero el paso para eliminar estas
formas de degradación humana, hay que darlo con firmeza, enfrentando todos
aquellos miedos que nos aquejan a diario incluso enfrentando pensamientos
contrarios y decisiones de la comunidad de no abordar esta clase de temas y que
no son más que aquel miedo que el atacante sexual quiere que sintamos para
satisfacer su sadismo, su instinto más sucio y el cual no estoy dispuesta a
dejar que me agobie ni me intimide.
Grafitis de terror sexual
Estos mensajes asquerosos fueron dejados por los
perpetradores de la masacre en Bahía Portete (Alta Guajira), con el fin de aterrorizarnos.
Y se puede decir que
en gran parte han logrado su cometido ya que la comunidad de Portete nunca más será la
misma después de estos hechos, sin embargo hoy venimos con más fuerza que nunca
a dejar
el nombre de la mujer wayuu en lo más alto, por ser
dadoras de vida y ser eje central de pervivencia cultural.
Quisimos contar lo difícil y tormentoso que ha sido el
pensar que ellos pudieran salirse con la suya, esta tortura psicológica que no
solo me atormenta a mí, sino a toda una comunidad que ve en esos grafitis su
propia condición de víctima sexual potencial,
Por eso hoy quiero que todo el mundo se ponga en los
zapatos de una víctima sexual wayuu y en especial de las situaciones que
enfrenta su comunidad con respecto a estos casos para que de verdad comprendan
la magnitud del miedo, la vergüenza no solo de la víctima de violencia sexual
si no de su familia.
CUANDO
UNA MUJER WAYUU ES VIOLADA, SE VIOLA TAMBIÉN EL TEJIDO SOCIAL DE LA COMUNIDAD.
Sabemos que la cultura wayuu es matriarcal pero con una
importante influencia masculina esto genera una serie de conflictos mentales y
sentimientos encontrados de Rabia, Tristeza, Dolor, Vergüenza, Impotencia, obligando a callar y aislarse mentalmente en
el miedo, debido a todas estas situaciones es por las cuales esta clase de hechos no salen a la luz pública ya
que desdibujan la escencia del hombre wayuu que se siente vulnerado en su honor
y hombría al no haber podido defender su familia y con esto también quiebra
todo un tejido social ya que en la cosmovisión del wayuu como hombre protector
de su familia, considera a la mujer fuera de todo conflicto “Ni mujeres ni Niños
en la guerra”
Quise hacer énfasis en mi propia historia no puedo callar
mas a pesar del miedo que siento y el asco de pensar en caer en manos de esos asesinos
que se han encargado de decirme con esos mensaje lo cruel que ellos van hacer
conmigo, toda esta situación con lleva a
matarnos de tristeza, e impotencia . Las amenazas vienen a raíz de las
denuncias de la masacre de Bahía Portete, quienes acabaron con la paz de dos
familias y logrando el desplazamiento más grande que ha vivido el pueblo wayuu,
Los grafitis son otra forma de violencia sexual y ultraje a
las mujeres y a la comunidad. Los pintan en los muros de las casas. En las
cuatro visitas de campo de MH a Bahía
Portete se pudo observar y registrar fotográficamente estos grafitis. En las
visitas de campo 2009 y la de 2010, se encontraron nuevos grafitis amenazantes;
en todos los casos se recurre a imágenes de penetración y violación del cuerpo
de mujer (por la boca, vagina y ano) e incluyen los nombres de una de las
lideresas del proceso.
Este tipo de crímenes sexuales que utilizan la tortura
directa sobre los cuerpos y lo refuerzan a través de la violencia simbólica y
discursiva, mediante dibujos y mensaje de violencia sexual, tiene como
propósito humillar, acallar y castigar a mujeres emblemáticas por su liderazgo
social entre los wayuu. Así mismo, estos actos criminales agreden el mismo
cuerpo de la mujer, el espacio domestico y el comunitario, lo cual evidencia
también en el hecho que el propio territorio carga las huellas no solo de los
vestigios históricos sino las de la masacre.
Tomado del Informe de memoria histórica pág. 86 . CNRR
Trabajo realizado gracias a la colaboración conjunta de
CARMEN FINCE, TELEMINA BARROS C, ELDA LUBO, KATY FINCE.
Debora Barros Fince
Abogada
Directora- Organización
wayuumunsurat- MUTEPAZ
martes, 6 de marzo de 2012
Violencia sexual un crimen invisible, oculto e impune en Colombia
Por: Ángela Robledo
Representante a la Cámara
Para nadie es un secreto que pese a los avances normativos y a la nutrida existencia de instrumentos jurídicos nacionales e internacionales, los cuerpos de las mujeres son territorios de guerras, trofeos para los combatientes y carnada entre enemigos a causa del conflicto armado que vive el país. Y lo peor es que muchos de los crímenes de guerra, que incluyen torturas, violaciones, desapariciones y la muerte de miles de mujeres, permanecen ocultos, silenciados e impunes, muchas veces por temor, por vergüenza o simplemente por la desidia del Estado para investigarlos y castigarlos.
Muchas voces desde todos los rincones se han alzado para gritar que la violencia sexual que constituye una clara contravención a los derechos humanos y en particular al Derecho Internacional Humanitario es el crimen mas invisible del conflicto armado colombiano, lo paradójico es que a pesar de que está fuertemente normado no existe en el país una sola condena por este delito.
Se estima que en los últimos diez años, unas 400.000 mujeres han sido abusadas sexualmente y que el 82% no denuncia por miedo a sus victimarios, por vergüenza y porque además no confía en la justicia. En el 2008 la Corte Constitucional ordenó a las Fiscalía investigar 183 casos de los cuales no se conoce aún ninguna condena. Amnistía Internacional ha advertido que el permanente silencio del Estado y la ausencia de acciones de justicia efectivas son mensajes de tolerancia y fomento del delito que hoy exhibe un lamentable 98% de impunidad.
La profundización de la estrategia de seguridad democrática dejó a la población civil en una situación de extrema indefensión y vulnerabilidad entre los distintos bandos, lo cual la expone a violaciones permanentes y sistemáticas de sus derechos humanos en particular a las mujeres. Así lo informó Amnistía Internacional en 2004 cuando señaló que “en medio de la guerra, la población civil no solo termina atrapada entre el fuego cruzado de los armados, sino que además se convierte en blanco de sus ataques especialmente las comunidades en situación de mayor riesgo”, como se ha evidenciado con las mujeres campesinas del Salado, las mujeres indígenas del Cauca o del Putumayo, las mujeres afro descendientes del Chocó, las mujeres del nordeste y sureste antioqueño, las mujeres indígenas de Bahía Portete y las mujeres ubicadas en los barrios de la periferia de las ciudades.
Lo peor es que hoy, seis años después, no existe ningún indicador que sugiera que esta situación ha cambiado o por lo menos mejorado.
Lo peor es que hoy, seis años después, no existe ningún indicador que sugiera que esta situación ha cambiado o por lo menos mejorado.
En Colombia las mujeres son aproximadamente el 85% de las sobrevivientes del conflicto armado y un número similar (80%) junto con sus hijos e hijas son desplazadas. La información disponible para el año 2008 señala que el 16% de las mujeres en situación de desplazamiento habían sido víctimas de violencia sexual.
De éstas 18% identificó la violencia sexual como causa directa del desplazamiento. El mayor riesgo se dio entre las mujeres jóvenes. El 39 % de las víctimas de violencia sexual reportadas se encontraban entre los 10 y 14 años de edad. En los casos en que se conoce el presunto autor el 83% corresponde a miembros de la fuerza pública, 7% a grupos paramilitares y 9% a grupos guerrilleros. (INML 2009).
De éstas 18% identificó la violencia sexual como causa directa del desplazamiento. El mayor riesgo se dio entre las mujeres jóvenes. El 39 % de las víctimas de violencia sexual reportadas se encontraban entre los 10 y 14 años de edad. En los casos en que se conoce el presunto autor el 83% corresponde a miembros de la fuerza pública, 7% a grupos paramilitares y 9% a grupos guerrilleros. (INML 2009).
Acción Social afirmó que 1534 personas solicitaron reparación por vía administrativa a causa de violencia sexual. De acuerdo con cifras de la Mesa de Mujer y Conflicto Armado entre julio de 2007 y junio de 2008, 105 mujeres fueron asesinadas por fuera de combate a causa de la violencia sociopolítica, 83% de estos crímenes se atribuye a actores del Estado y paramilitares, el 17% a los grupos guerrilleros.
En un gobierno que tiene como bandera una ley para reparar a las víctimas no cabe el silencio permanente que rodea este crimen, ni tampoco la falta de acciones adecuadas para investigar y sancionar a los responsables. El 73% de las mujeres considera que los integrantes de los grupos armados (guerrilla y paramilitares) son un obstáculo para que haya justicia.
Sabemos que mediante la amnistía originada por el proceso de justicia y paz se desmovilizaron en el país unos 31 mil paramilitares de la Auc (2003-2006) que son sindicados de haber cometido crímenes de guerra y a quienes se les transó con penas mínimas a cambio de verdad y reparación. Sin embargo, esa verdad no incluye la violencia sexual: De los 57 mil crímenes confesados por los paramilitares desmovilizados, apenas 86 corresponden a violencia sexual. Lo anterior apunta a evitar el juzgamiento por parte de la Corte Penal Internacional (CPI). Con el agravante que las estructuras paramilitares mantienen su poder económico, político y militar y siguen persiguiendo e intimidando a defensor@s de derechos humanos, incluidadas las organizaciones de mujeres.
En el informe al Auto 092 de 2008 proferido por la Corte Constitucional y realizado por la Mesa de Seguimiento en 2011, se insiste en la persistencia de la impunidad y la presencia de barreras para el acceso a la justicia de las mujeres víctimas de violencia sexual.
Ha sido un camino tortuoso y falta mucho por avanzar aún. Se necesita en primer lugar voluntad política de los gobernantes, ciudades solidarias con las mujeres víctimas que se la jueguen por acompañarlas y ayudarles a derrotar la soledad, políticas públicas contundentes, sistemas de información eficientes y un sistema de justicia que mire de manera diferencial a las mujeres y que considere sus particularidades atendiendo también el contexto de la guerra en que vive el país.
¡NO más IMPUNIDAD contra las MUJERES en el Conflicto!
8 de marzo. Día Internacional de la Mujer
En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, Ángela Robledo e Iván Cepeda, Representantes a la Cámara, convocan al Conversatorio !NO más IMPUNIDAD! contra las mujeres víctimas del conflicto armado para discutir las causas estructurales de la impunidad y construir alternativas dirigidas a disminuirla.
Fecha: Jueves 8 de marzo de 2012
Hora: 8:30 a.m. - 11:30 a.m.
Lugar: Auditorio Luis Guillermo Vélez.
Edificio Nuevo del Congreso. Carrera 7 No. 8-68. Bogotá
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